Tu y Jacob Black - Capitulo VI

Capitulo 6: "Algo que recordar"

   Quedé pensando en lo que me había dicho Edward toda la tarde. De hecho, no pude ni comer por el simple hecho de estar pendiente del tema, por lo que en la noche, el sueño se me hizo demasiado confuso.
   Si Edward era un vampiro, Jacob un lobo… ¿qué vendría siendo yo? ¿Una simple humana que los mas fuertes, matarían? No lo sabía con claridad, pero sabía de que el hecho de saber ahora un poco de la verdad, me daba algo de desconfianza.
   Al día siguiente me quedé esperando a que Edward apareciera, pero no vino. No vino ni el siguiente día y ni el subsiguiente. Me daba algo de miedo que a Edward le haya pasado algo, y por eso no vino a visitarme, pero había algo que era mas que raro, era el hecho de que Jacob ya no venía.
Había pasado como una semana completa sin que viera a Jacob, ni siquiera cuando fui a comprar los víveres, lo vi, y eso que quedaba en la reserva donde él vivía.
En cierto modo, extrañaba su extraña forma de acosarme, pero muy poco.

***

   Era de noche, tenía un gran vacío en mi mente y cuerpo. Era como si algo me faltara, y ya sabía que era. Edward. Estaba devastada por la falta de interés que había presenciado de parte de él. Por esa causa, me dormí tipo dos de la mañana, porque el sueño no podía conciliarlo. Pero fue un sueño muy raro, hasta me atrevería a decir el más raro de todos.
   Estaba en un bosque, o algo parecido y muy cerca de un acantilado. Sentí un extraños ruidos cerca de mi posición.   Caminé hacia donde estaba el barranco, pero el miedo de la altura era algo un poco familiar, pero no se quitaban las ganas de salir de ahí.
   Escuché como unas cuantas personas se acercaban hacia donde yo estaba. Traté de esconderme, por el miedo, pero de pronto apareció una mujer. Una chica que ya había conocido antes, con unas facciones hermosas y muy sofisticadas.
   Desapareció. La chica de momento a otro, ya no estaba. Giré en mi posición, pero lo único que alcancé a ver, fue a Jacob.
   -¡Jacob! -grité, mientras corría hacia él.
   Encontrar a una persona que de verdad conocía, en un lugar totalmente desconocido, era casi emocionante como extraño. Pero lo que me causó fue sólo algo de confianza.
   En el momento en que me acerqué a Jacob, éste despareció de manera instantánea. Ahora no era un humano, sino que era un lobo.
   Me quedé paralizada al ver como Jacob, ahora en su forma lobuna, miraba con un odio rotundo hacia dirección detrás de mi espalda. Pero no me quise dar vuelta. Había algo que me daba mucho miedo. Era como si un sentimiento de rotundo escalofrío se apareciera otra vez en mi vida.
   Jacob saltó por encima de mí, hacia la cosa que estaba detrás.
   Ahora que me había dado vuelta, era la mujer que había visto antes, y ahora sabía bien quien era. Era mi amiga Sara.
Sara me tomó de un brazo y me dio unas cuantas vueltas, y me tiró al acantilado, mientras escuchaba con detención, como la voz de Jacob resonaba en toda mi cabeza.
   Desperté de la nada, a las cinco de la mañana, escuchando como el viento azotaba por mi ventaba.
Mis padres todavía no llegaban, volvían como en dos días mas.
La noche de verdad que era como algo sacado de las películas de miedo, ya que en esos momentos de silencio que ahora yo presenciaba, siempre pasaban cosas malas.
   De repente, escuché un ruido que provenía de mi cocina. Obviamente era algo muy pesado para haber sonado como sonó.
   Me paré de mi cama, sin miedo alguno, solo con curiosidad. Bajé las escaleras con paciencia, sin hacer ruido alguno, hasta llegar sigilosamente hasta la cocina. Aparecí muy rápidamente en la cocina, pero no ví a nadie.
   -¿Podemos hablar ahora?
   Salté del miedo al escuchar el susurró, el cual estaba segura de que era Edward. Me alejé de él, ya que ahora que comprendía y procesaba todo lo que él me habría dicho, lo del vampiro y todo, tenía un severo pánico al enfrentármelo. Aunque las ganas de verlo no desaparecían.
   -Quiero hablar del sueño que tuviste -me dijo Edward, mientras que se sentaba en la oscuridad de la cocina-. Parece que ahora me tienes miedo, ¿no?
   La respiración se me hizo acelerada, sin poder decir nada por la falta de aire. Lo único que pensé en hacer, fue sentarme en las sillas de la cocina, en frente de él para escucharlo decir todo lo que tenia que decir.
   -Quiero hablar de cómo perdiste la memoria.
   -¿Eso tiene que ver con el sueño? -pregunté con mas confianza, pero con la antipatía que sentía en el momento.
   Los dos quedamos callados, viéndonos en la oscuridad de la noche lo que se alcanzaba a distinguir nuestras cara. Me paré de momento para poder acercarme a Edward, pero ése te apartó de momento.
   -Ya, bueno. Comenzaré ahora, pero por favor, te pediría que no te acerques mucho a mi.
   -¿Por qué? -le pregunté con fastidio, acercándome mas.
   -Porque tu sangres es… demasiado agradable para mi gusto.
Me detuve en ese momento, con el horror mismo en la cara. Me alejé de Edward y me volví a sentar en el asiento que estaba delante de él
   -Quiero decirte todo con relación a tu perdida de memoria. La verdad es que,… como nadie se ha atrevido a decirte que es lo que pasó realmente, me sentí con la necesidad y responsabilidad de que yo tengo…
   -¿Sara fue quien hizo que perdiera mi memoria? -interrumpí a Edward.
   -Lo que pasó fue que…
   Hubo una pausa sin limite. Fue mucho más que cualquier silencio que hubiera tenido. Era como si Edward no pudiera hablar mas y era como si yo no hubiera podido interrumpir ese silencio que, aunque me daba rabia, era algo que dejaba el tiempo para pensar.
   -Te empujaron al acantilado. Sara estaba paliando con Jacob, porque ella quería matarte… No me preguntes a mi, pregúntale mejor a Jacob, porque ella se… bueno, no está ahora -dijo Edward, con una voz que cada vez iba bajando de volumen-. Jacob fue la persona que siempre estuvo contigo, la que nunca te dejó, incluso cuando yo siempre quise que lo hiciera… porque debo aceptar que me atraías un poco… Pero la cosa es que debes ir a buscar a Jacob. Se va dentro de dos horas hacia el norte de Canadá.
   ¿Sara? ¿Sara me empujó al acantilado por tener un problema conmigo? ¿Y cómo? ¿Por qué? ¿Qué fue lo que pasó?
   Edward no se limitó a responderme, ya que aunque me haya escuchado, el simplemente te paró del asiento y se dirigió hacia donde se encontraba la puerta trasera de la cocina. Se quedó largo rato allí, esperando a que acabara con mis preguntas mentales.
   -Sólo ve a preguntarle.
   Y se fue.
   Todo lo que tenía que hacer era ir a preguntarle a Jacob. Pero… ¡Jacob se iba en menos de dos horas!
   Algo dentro de mi hizo que los remordimientos mas pesados, los cuales estaban en el fondo de todo mi subconsciente, aparecieran de nuevo, trayendo muchos nuevos sentimientos, y entre ellos estaba el arrepentimiento. Había tratado tan mal a Jacob, y eso ahora me hacía sentir demasiado mal.
   Estaba algo confundida, pero sabía que lo único que quería hacer, era saber sobre la pérdida de mi memoria.
   Me levanté de la silla, fui a ponerme mas ropa para el frío de afuera y salí disparada hacia donde la cabaña de Jacob.

***

   Toqué la puerta varias veces, pero nadie me abrió. Igual era algo obvio, siendo las seis de la mañana, nadie en su sano juicio me abriría la puerta. Pero aun así, seguí tocando, hasta que alguien me abrió la puerta.
   -Buenas días… ¿Qué se te ofrece?
   Era un hombre de pelo largo, con las facciones ya caídas y gastadas, con el deseo frustrado en sus ojos de solo conciliar el sueño.
   -Buenos días. ¿Está Jacob? -pregunté con voz tímida.
   -Mm… Jacob salió ésta mañana… Igual no creo que vuelva. Puedes probar con ir al norte. Si te sirve, obvio.
   Asentí con la cabeza, y me dirigí directo hacia el norte, en la dirección que me había dicho el hombre.
   Corrí y corrí por caso una hora, pero hubo un momento en que, estaba tan adentrada en el bosque, que no sabía hacia donde ir. El lugar ahora era el lugar mas desconocido en donde había estado.
   -¡¡Jacob!! -grité, casi sin aire.
   Seguí y seguí gritando, pero no pasó nada.
   El aire se me acabó y caí rendida en el suelo.
   De pronto comencé a recordar muchas cosas, pero muy desordenados, pero de pronto quedé en una imagen fija, que hizo que Jacob se quedará pegado en mi cabeza.