Tu y Jacob Black
 
  Novela de tu y Jacob
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Capitulo XII
Capítulo 12: "Armario"

    Me separé de Jacob inmediatamente, pero ya era algo tarde, mi madre ya estaba al lado de nosotros tomándome de mi brazo para poder alejarme de Jacob. Jacob sólo me miraba con sus ojos llenos de pena, persiguiéndome, mientras que mi madre no paraba de darme sermones.
    -¡Me mentiste! ¡Eso no lo voy a admitir! ¿Me escuchaste? Todavía le debes respeto a tu madre -hizo una pausa para poder ver mejor a la persona con quién estaba yo, y en cuanto lo vio, prosiguió-. Pensé que este chico no volvería. ¡Estos meses estabas como muerta por este chico! ¡¿Qué dirá tu padre cuando se entere?!       Paré de caminar cuando escuché las últimas palabras de mi madre. Jacob se puso a mi lado, y miramos con detención a mi madre la cual seguía caminando, pero sin tener mi brazo entre sus dedos.
    -¿Le vas a contar? -pregunté. A mi madre parecía que ese era un acto poco obvio, por lo que su rostro mostró un aire de insulto y objetó finalmente: -Creo que no cumpliría con un rol de madre si no le dijera a tu pare. Él necesita saber todo esto. El hecho de que…-miró a Jacob con repugnancia- chico, esté aquí, no significa que todo va a cambiar. Hija han pasado tantas cosas, que creo que lo mejor es esperar.
    -¡¿Esperar?! ¡Todo este tiempo, desde que perdí la memoria hasta hoy día, lo he esperado! No creas que este tiempo ha sido tiempo de reflección, porque no lo ha sido… Tú no sabes lo que quiero.
    Mi madre se acercó con brutalidad, y de la misma forma, tomó mi brazo y lo jaló para que caminara. Ahora Jacob se había quedado atrás. Parecía que entendía la gravedad de esta situación.
    -Nos vamos para la casa, y no vas a salir. ¿Entendido? -ordenó con voz autoritaria-. Y tú -le dijo a Jacob con el mismo tono-, si sé que vas a ver a mi hija a escondidas, lo lamentarás. Puedes ser mayor de edad, y no depender de alguien, pero las concecuencias serán las mismas, ¿me escuchaste? Ahora, vámonos _____(TN).
    No dije nada. Tampoco ayudaría. Sabía que si decía algo, lo más seguro sea que, finalmente, ni siquiera me permitan ver a mi propia hermana, que hasta ahora, no me había ayudado mucho con lo de Jacob.


***

    La sentencia había sido declarada: Hasta que mis padres estén seguros de que Jacob no esté dentro del estado de California, podía levantarse mi suplicio, el que consistía de no salir, a menos de que sea para ir al colegio, ni siquiera a mi patio. No poder hablar por teléfono, aunque me llame mi abuela, y tener todo lo que sea en contacto con el exterior con llave.
    Pero no sabía si era simplemente por mi bien. Ellos sabía que yo sufría sin la presencia de Jacob. O es que de verdad, ¿ellos quieren que no sufra más de lo que puedo sufrir? ¿Será eso? A lo mejor sus intenciones son buenas, pero el hecho de sufrir es algo que debo saber por mi misma.
    Bueno, sea lo que sea, igual terminé encerrada en mi pieza, mirando el techo, mientras escuchaba como mis padres discutían sobre esto, mejor dicho peleaban, sobre este tema. Parecía que los sacaba de quicio a los dos. Mi hermana entró en mi pieza a escondidas, como aires de ser un agente secreto o algo así; mirando hacia todos lados antes de poder dar el paso decidido para adentrarse a mi celda de prisión.
    -Parece que ahora lo hiciste -me dijo, cuando cerró la puerta tras suyo.
    -¿Hacer qué?
    Dio unas cuantas risas agrias, esas que dan la seguridad de que esa persona no esta nada bien contigo.
    -Bueno, creo que sería el hecho de que se… ¿separen? Han estado peleando hace mas de una hora de lo mismo. ¿Sabes lo que estás causando?
    No dije nada, pero sabía que Cristina esperaba una respuesta que delatara toda mi culpa y ella, por fin, se diera cuenta que es la hija privilegiada dentro de esta familia que ahora la pasaría a llamar “Cárcel”.
    -No es necesario que me lo digas. Igual yo sé que…
    Mi hermana se quedó petrificada mirando dirección a mi ventana. Yo seguí su mirada hasta dar con el objeto que me dejó de la misma forma. Corrí hacia él, el cual tenía una cara afligida. Y, antes de que me diera cuenta, mi hermana ya estaba en la puerta, con una mano suya en la manilla.
    -Por favor… -comencé a decir.
    -¡NO! No voy a ayudarte esta vez. Tú sabes lo que debes hacer y lo que no. No me metas en esto.
    Corrí hacia ella, le tome un brazo y la miré como cuando quiero que mi madre me compre algo, con esa cara de tristeza que nadie puede resistirse, ni siquiera mi hermana.
    -No lo haré. Está decidido.
    -Sólo dime dónde están las llaves de la cerradura de la ventana, y juro que jamás en la vida te pediré algo -le supliqué, pero mi hermana no parecía muy convencida-. ¡Por favor!
    Estuvo un minuto pensando. Acto seguido, se fue de mi habitación. Ahora estaba segura de que había perdido la confianza de mi hermana para siempre. Quedé paralizada enfrente de la puerta, pero no quise perder tiempo, y fui hacia la ventana donde estaba Jacob, el cual ahora estaba sentado en mi techo mirándome desde afuera.
    -No tengo la llave -le dije a Jacob, pero era obvio que este no me iba a escuchar.    
    De un segundo a otro, alguien entra en mi habitación. Me di vuelta asustada para ver de quién se trataba. Era mi hermana, que ahora en su mano tenía la llave de todas las cerraduras de la casa. Separó de las otras la más pequeña y la puso en el candado de la ventana. Quedé sorprendida por el acto de mi hermana, por lo que la abracé fuerte.
    -Voy a ver afuera si viene alguien. Por favor, ___(TN), haz que sea rápido. Abrí la ventana que ya no tenía la cerradura, al mismo tiempo de que mi hermana salía de mi habitación. Jacob entró rápidamente por mi ventana y me dio un fuerte abrazo.
    -No quiero darte más problemas así que lo vengo a decirte es rápido. Mañana si me enfrento a Edward, no quiero que vayas, no te arriesgues… Todo estará bien.
    -Pero yo quiero estar ahí contigo… Me da igual, quiero que estés conmigo.
    Jacob no dijo nada, sólo se limitó a dejar su cabeza gacha, mirando el suelo, mientras yo lo miraba a él. No quería que vaya, lo tenía claro.
    -A lo mejor puedo hacer algo… No quiero que…
    -No -intervino Jacob-. No quiero que vayas, y punto.
    Sentí como mi cuerpo dio un escalofrío por las palabras de Jacob. Su cara y sus rasgos serios me daban la impresión de que el de verdad no me necesitaba. Sentí como unas lágrimas se asomaban por mis parpados, cuando de un segundo a otro, mi hermana entra en mi habitación con desesperación y, enseguida, empieza a empujar a Jacob hacia la ventana.
    -Tiene que irse. ¡Mamá está subiendo la escalera para venir! Quedamos paralizados y, como si tuvieramos todo el tiempo del mundo, comenzamos a discutir.       -¿Qué viene qué? ¿Qué hacemos ahora? -pregunté.
    Jacob miró varias veces mi pieza y, antes de que pudiera pensar algo, Jacob ya estaba en mi armario, abriendo la puerta para poder esconderse adentro de este. Y cuando justo cerró la puerta de mi armario, mi madre apareció con un leve asomo por la puerta. En ese momento sentí como mi piso se movía. Mi hermana se veía normal, pero sabía que en el fondo estaba igual que yo, con una angustia enorme, y se sintió cuando abandonó la habitación. Mi mamá me quedó viendo por un rato, hasta que yo tuve que romper el incómodo silencio que había entre nosotras.
    -¿Qué pasa, mamá? Mi mamá se paseo por toda la habitación hasta poder, al fin, dar con mi cama, se paró en frente de ella por un rato y, después, se sentó en ella.          Tenía una cara como de disculpa, y un poco de arrepentimiento.
    -Quiero hablarte de esto… que está pasando, obviamente. Seguí su acto, me fui hacia mi cama y me senté en ella, mirando el armario que se encontraba en frente de mi vista.
    -No entiendo a que…
    -Esto, hija, todo lo que está pasando. Te debo una disculpa por haber contado esto a tu padre, pero la verdad es que sentía miedo por lo que eso chico es capaz de hacerte. Sabes lo mucho que nos importas, y el hecho de que él te haya dejado de esa forma todo el verano fue… algo increíble. Creo que ese, hasta ahora, ha sido el peor de los dolores que he sentido. Parecías muerta.
     Debo admitir que sentí un poco de vergüenza por el hecho de que Jacob haya tenido que escuchar todo eso. Me acomodé en mi puesto, y con un garraspeo de garganta, detuve el discurso de mi madre, ya que era obvio que quería seguir.
    -Mamá, no es necesario que me lo digas… De cierta forma, entiendo lo que me tratas de decir. Da igual.
    En verdad no, pero sé cuales fueron tus intenciones. Las dos nos quedamos calladas, esperando a que algo pasara. Nada. Mi madre se paró con cierta velocidad y se fue hacia la puerta de mi habitación. Estaba a punto de irse, cuando de la nada mira mi armario y se acerca a el.
    -Te propongo algo -me dijo, con una mano en la manilla del armario-. Con todo esto que está pasando, con el restrinjo de salidas, podemos, un día de estos, salir a comprar ropa. Sería buena idea, ¿no crees? Quedé callada mirando cada acto de mi madre, la cual no despegaba su mano de la manilla de mi armario. Estaba esperando el momento para cuando la abra y vea a Jacob. -Bueno, antes de que vayamos debemos desechar algo de tu vieja ropa -dijo, mientras abría con sus dos manos mi armario.



No las abandonaré xd jaja hasta que acabe nomas D: pero igual, eso GRACIAS POR LOS COMENTARIOS :)
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